Rex Stout. Sonó el timbre. Barcelona: Navona, 2014
Nero Wolfe, investigador privado de aspecto imponente por su gordura, gastrónomo finísimo y apasionado cultivador de orquídeas, recibe la visita de la señora Rachel Bruner, una viuda multimillonaria neoyorquina. Su primer gesto es dejar encima del escritorio de Wolfe un cheque de 100.000 dólares. A continuación, expone su situación: el FBI la vigila, sigue todos sus pasos y los de su familia. Quiere que el investigador la libere de este cerco insostenible. Archie Goodwin, su joven y avispado ayudante, juzga imprudente aceptar un encargo que puede tener unas consecuencias funestas para la renovación de sus licencias de detectives privados. ¿Se siente Wolfe seducido por la considerable suma de dinero puesta a su alcance? No del todo. Wolfe ha caído en otro tipo de fascinación: enfrentarse al todopoderoso director del FBI, J. Edgar Hoover, temido incluso por la Casa Blanca, y siniestra figura vinculada a la `caza de brujas’ de la década de 1950. Vender a Hoover será para él un placer tan refinado como comerse un soufflé Armenonville o crear una luminosa y exótica orquídea.