Ken Bruen. Maderos. Traducción de Antonio Fernández Lera. Salamanca: Témpora, 2005 (Tropismos Negro)
Antiguo policía expulsado por alcoholismo severo, Jack Taylor arrastra su míseria y su malestar vital por todos los pubs de los barrios populares de Galway, en Irlanda. Entre dos tragos de Jameson y una pinta de Guiness, deja caer vagamente a sus compañeros de barra que podría ser un buen detective privado.
Para su sorpresa, una mujer viene a buscarle un dia a su bar preferido para suplicarle que investigue la muerte de su hija, que supuestamente se ha suicidado, Jack Taylor ve en este caso la posibilidad de enderezar su vida, de dejar el alcohol, y llega incluso a plantearse la posibilidad de enamorarse de la mujer que le ha encargado que investigue la muerte de su hija. Pero para este detective, con su fatalismo a cuestas, no es fácil empezar de nuevo y más cuando el desarrollo de las investigaciones le conduce hacia un mundo sórdido y corrupto.
Ken Bruen ha creado con el personaje de Jack Taylor un antihéroe lúcido y cínico consigo mismo, que renueva con brío la figura del detective privado.
Antiguo policía expulsado por alcoholismo severo, Jack Taylor arrastra su míseria y su malestar vital por todos los pubs de los barrios populares de Galway, en Irlanda. Entre dos tragos de Jameson y una pinta de Guiness, deja caer vagamente a sus compañeros de barra que podría ser un buen detective privado.
Para su sorpresa, una mujer viene a buscarle un dia a su bar preferido para suplicarle que investigue la muerte de su hija, que supuestamente se ha suicidado, Jack Taylor ve en este caso la posibilidad de enderezar su vida, de dejar el alcohol, y llega incluso a plantearse la posibilidad de enamorarse de la mujer que le ha encargado que investigue la muerte de su hija. Pero para este detective, con su fatalismo a cuestas, no es fácil empezar de nuevo y más cuando el desarrollo de las investigaciones le conduce hacia un mundo sórdido y corrupto.
Ken Bruen ha creado con el personaje de Jack Taylor un antihéroe lúcido y cínico consigo mismo, que renueva con brío la figura del detective privado.